Con una sonrisa, la compositora y cantante Alfonsina nos abrió las puertas de su casa para conocer un poco el lugar mágico que la escucha e inspira cada día.
La fusión de estilos, no solo se siente en su música sino en su hogar. Con mucho verde esparcido y colores cálidos que bajan a tierra un espacio artístico con pedazos de canciones y pensamientos escritos en papelitos en las paredes.
Como buena música que lleva el ajetreo del día a día incorporado, Alfonsina nos recibió con un horario justo, en exactamente una hora recibía a un alumno y a la madrugada viajaba al Brasil para tocar su nuevo disco. Las maletas estaban semi hechas en el recibidor y ella a mil, pero feliz.
“Voy a recorrer Brasil… Campiñas, Sao Paulo y Brasilia”
Va de gira a presentar su segundo disco de estudio “Pactos”, donde presenta una nueva identidad, mucho más personal, sólida y afectiva. La amalgama de géneros se encuentra presente, pero sin embargo creo que el pop tiene protagonismo, en especial en la canción “Este frío vacío” que es el track de apertura.
Nos muestra sus cuadros, algunos creaciones de ella que tímidamente están esparcidos por la casa. Alfonsina aparte de escribir, también es estudiante de artes visuales. Es imposible no respirar inspiración, como una nota obligatoria que marca cada espacio.
Su lugar favorito de la casa es el living-comedor. Ama la luminosidad y en especial el ritual sagrado que se desarrolla cada mañana: desayunar con Diego Bartaburu (baterista de NTVG), su pareja.
Con esa voz tan particular e hipnotizadora nos lleva a su estudio. En el trayecto su gata persa Anais logra escaparse de las cámaras y se refugia debajo de la cama.
El estudio es pequeño y luminoso, lleno de instrumentos que dieron nacimiento a su segunda creación, liderada enteramente por ella.
El regalo que eligió de Divino fue la silla de escritorio, que si bien en un principio la había pensado que fuese de color negra, decidió que el verde eléctrico iba mucho mejor, cuadrando perfectamente con el lugar y obligándola a salir de su zona de confort.
Agradecemos a Alfonsina por recibirnos en su espacio de creación y a Divino por la silla de escritorio.